Los detenidos, dos de ellos menores de edad, tenían al función de informar a sus jefes y vendedores sobre la presencia de fuerzas de seguridad, pero fueron capturados. Ahora, buscan a los capos de la organización.
Tres “soldaditos” de una banda narco de Ingeniero Allan fueron detenidos en las últimas horas en un basural, desde donde cumplían su rol de vigilar la posible presencia de efectivos policiales para alertar a sus jefes y a los vendedores distribuidos en la zona, quienes, ahora, son intensamente buscados por la Justicia.
La captura de los tres jóvenes, dos de ellos menores de edad, se produjo en un predio conocido como “Campo Moreira”, un descampado ubicado en la calle 1135, entre 1136 y 1134, que habitualmente es (mal) utilizado para la descarga de todo tipo de desechos. Allí, entre los largos pastizales, se encontraban camuflados, cuando fueron divisados por un grupo de efectivos policiales que realizaban una recorrida por la zona, en el marco de las tareas de prevención del delito.
En ese momento, los sujetos, que también habían advertido la presencia de la Policía, partieron rápidamente en dirección hacia la calle 1136, por lo que personal de seguridad emitió la voz de alto, que fue acatada por los jóvenes.
Al realizar un cacheo corporal sobre ellos, los efectivos hallaron en las pertenencias de uno de ellos una mochila de color negra con once municiones de diferentes calibres y marca, junto con dos handys de comunicación.
Ante esa situación, fueron trasladados en calidad de detenidos a la Comisaría 6ta. de Florencio Varela, donde el fiscal Cipollone, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº 1 de ese distrito, dependiente del Departamento Judicial Quilmes, quien ordenó el inicio de una causa penal por “portación ilegal de municiones de arma de guerra”.
Sin embargo, el principal objetivo del representante del Ministerio Público es dar con los jefes de los imputados, ya que todo indica que forman parte de una peligrosa organización dedicada a la venta de estupefacientes en la zona.
El rol en la banda
Su rol, de acuerdo a los investigadores, es conocido en la jerga como “soldadito”, cuya función es la de avisar a sus superiores y a los llamados “dealers” que venden la droga en la calle, si se aproxima la policía o cualquier indicio de un posible operativo anti-narco.