La víctima, que no tienen brazos e inmortalizó la imagen con Fillol y Tarantini, estaba junto a su esposa, cuando ambos fueron sorprendidos por dos ladrones.

Víctor Dell’Aquilla, el hincha sin brazos que inmortalizó la histórica foto del triunfo en el Mundial del ’78 conocida como “Abrazo del alma”, volvió a ser noticia pero esta vez por la inseguridad, luego de que delincuentes armados ingresaran a su vivienda de San Francisco Solano, donde lo golpearon y ataron a su esposa, que logró escapar para pedir ayuda, aunque los ladrones se dieron a la fuga.

La final con Holanda en el estadio Monumental lo tuvo como espectador de privilegio. Consumada la victoria, el Pato Fillol y Alberto Tarantini se fundieron en un abrazo en medio de la cancha. En esa escena, retratada por el fotógrafo Ricardo Alfieri, participó Víctor. Y al popularizarse esa imagen, se conoció su identidad y parte de su historia: una cirugía cuando era niño lo dejó sin brazos.

Pasaron más de cuatro décadas de ese hermoso momento y las cámaras se volvieron a posar sobre este vecino solanense de 66 años, que se transformó en una víctima más de la inseguridad el pasado domingo. Ese día. dos delincuentes armados se metieron en su casa de la calle 848, cuando, cerca de las 11 de la mañana, abrió la puerta del patio para que salieran los perros y dos sujetos lo ‘encañonaron’.

“Esta es una batida, quédate tranquilo y entregá el canuto”, le dijo uno de ellos, mientras lo apuntaba con el arma de fuego. Adentro se encontraba Gilda, su esposa, de 53 años, quien hace seis meses perdió la vista casi por completo y se moviliza con bastón.

A ella la ataron con precintos y a él lo llevaron a la planta alta de la propiedad. Y empezaron a dar vuelta toda la vivienda mientras las víctimas le decían que no tenían nada. En ese momento, uno de los asaltantes le pegó dos golpes en las costillas y otro en la nuca. “No me pegues, no ves que no te puedo pegar”, le reprochó Víctor.

Pese a sus limitaciones, la mujer aprovechó que los delincuentes estaban con su marido en la habitación y escapó de la vivienda para pedir ayuda. Fue caminando por la calle tomándose de las paredes. Y a los pocos segundos, el hijo del matrimonio llegó a lo de sus padres para comer un asado.

Después de tocar varias veces el timbre, gritó: “¡Abranme!”. Los ladrones se asustaron y al bajar notaron que la mujer ya no estaba, lo que precipitó su fuga. Tomaron 100 euros, 3 mil pesos y tres armas de fuego y escaparon por el patio de la casa, que linda con un edificio de departamentos.

Persecución

Víctor bajó rápidamente y le avisó a su hijo: “Nos están robando”. Casi en simultáneo, los ladrones salieron por la puerta del edificio, simularon cerrar la puerta y subieron a un Ford Ka blanco en el que los esperaba un tercer cómplice.

El hijo de la pareja comenzó a seguirlos con su moto, pero intentaron chocarlo y le dispararon sin herirlo, por lo que desistió en la persecución en 891 y San Martín y volvió a lo de sus padres. “No sé cómo hizo mi mamá para, casi sin ver, desatarse y salir a la calle a pedir ayuda”, expresó el joven, quien, luego, agregó: “Pese a todo, tuvimos suerte. Ahora quedó el susto”.

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