Juan Carlos Ayala tenía 55 años y murió por COVID-19 sin comorbilidades. “Quedénse en sus casas. Nos estamos muriendo, ayúdennos”, expresaron desde el hospital de Berazategui.
El COVID-19 se cobró la vida de otro trabajador de la salud. Juan Carlos Ayala, quien tenía 55 años y se desempeñaba como enfermero en el hospital Evita Pueblo de Berazategui, murió tras batallar contra la enfermedad durante varias semanas pese a que no tenía enfermedades preexistentes, una pérdida que generó consternación en el personal del nosocomio, desde donde lanzaron un dramático pedido a la comunidad: “Quédense en sus casas. Nos estamos muriendo, ayúdennos”.
El propio viceministro de Salud de la provincia de Buenos Aires lo despidió con un mensaje. “Con mucho dolor despedimos a Juan Carlos Ayala, enfermero de terapia intensiva del Hospital Evita Pueblo. Tenía 55 años, sano. Se contagió COVID luego de 20 años de trabajar cuidando la salud pública. Gracias eternamente. Por él también cuidémonos más”, escribió Nicolás Kreplak en su cuenta de Twitter.
Ayala se desempeñaba como enfermero de cuidados intensivos del nosocomio provincial. Semanas atrás, había recibido el diagnostico positivo por Coronavirus, y falleció luego de que su cuadro de salud se agravara el último fin de semana.
Al respecto, desde el Hospital expresaron: “La Dirección y la Comunidad Hospitalaria expresamos nuestros sentimientos de solidaridad y sentidas condolencias a su familia y afectos, en este difícil momento ante tan irreparable pérdida”.
Por su parte, Cristian Rearte, compañero del fallecido, lo despidió con emotivas palabras: “Se nos fue otro compañero por esta pandemia, es terrible esta pesadilla. Hoy todos los compañeros del hospital lo despedimos a Juan Carlos, una gran persona, un excelente enfermero y un amado padre. A los ciudadanos les pedimos solidaridad y empatía con nosotros, los trabajadores de la salud”.
Sentido homenaje
Para homenajear al fallecido, todo el personal del Evita Pueblo salió a la puerta del hospital y protagonizó un momento emotivo y angustiante a la vez.
Allí, entre aplausos y lágrimas despidieron a Ayala. La ambulancia hizo una última pasada por el nosocomio de Berazategui y sus compañeros pudieron darle el último adiós.