Cuando entró a la cancha y vio que en el otro equipo estaba su ídolo, no lo pudo creer. Al finalizar el partido, que se disputó en Fuerte Apache, el quilmeño le pidió que le autografiara una pierna y se tatuó la firma de Carlitos.
Un vecino del barrio Dos Avenidas, de Quilmes Oeste, nunca imaginó que cumpliría su sueño de conocer a Carlos Tévez, el ídolo del Club Atlético Boca Juniors. Y mucho menos pensó que ese anhelo se haría realidad dentro de una cancha de fútbol.
El protagonista de esta increíble historia es Adrián Niz, un quilmeño que aceptó una invitación para jugar un ‘picadito’ en cancha de 9, en el barrio Ejercito de Los Andes, popularmente conocido como el Fuerte Apache, ubicado en la localidad de Ciudadela, partido de Tres de Febrero.
Cuando ya estaba listo para entrar en acción, se quedó helado al ver que, en el equipo contrario, estaba nada más y nada menos que el ex delantero de la Selección Nacional, nacido en ese populoso barrio del Oeste del Gran Buenos Aires.
“Fui a jugar un partido de los tantos que juego en el conurbano y cuando entré vi que en frente mío estaba Carlitos y que iba a jugar contra nosotros, porque forma parte del equipo de su barrio. Todavía no lo puedo creer”, expresó Adrián, un fanático futbolero al que se lo puede ver casi siempre en el predio deportivo llamado “San Cayetano”, ubicado en calles 888 y 801.
Tras finalizar el partido, que ganó el equipo local por dos goles de ventaja, Niz le pidió a Tévez que le autografiara la pierna. “Eran como las 11 de la noche cuando terminó todo. No lo dudé dos segundos y le mandé mensaje al Omi (reconocido tatuador de Barrio La Paz) y le dije que me tenía que tatuar ya mismo”, contó.
Automáticamente, el artista le dijo que no era un horario “normal” para hacer un tatuaje y que podía tatuarlo al otro día. Pero Adrián fue insistente: “Amigo, Carlitos Tévez acaba de jugar un partido conmigo y me firmó la gamba. Tenés que tatuarme ahora antes de que se me borre el autógrafo”.
En ese momento, Omar le respondió que había entendido la urgencia, por lo que abrió su local, ubicado en calle 808, entre 892 y 891, pasada la medianoche.
Lo más llamativo de todo es que Carlitos no sólo jugó ese partido, sino que, además, compartió un pollo al disco tanto con sus amigos como con los rivales: “Era un pibito más del barrio”, aseguró el vecino de Quilmes.